Durante el embarazo o período de lactancia, no se suele recomendar que las mujeres se operen de la vista con láser. Los motivos son varios, ya que tanto durante el embarazo como en el periodo de lactancia la mujer sufre muchos cambios internos que hacen que, a nivel visual, los datos obtenidos en las pruebas no sean fiables para la realización de una intervención láser con éxito.
En caso de estar embarazada o en periodo de lactancia, la mujer puede sufrir:
Cambios en la córnea
Aunque se trata de cambios temporales e impredecibles, se sabe que cada trimestre que dura el embarazo, la curvatura de la córnea suele aumentar. Y sigue aumentando durante el período de lactancia. Es al final de éste momento cuando suele volver a su estado original.
Cambios en la PIO (presión intraocular)
Durante el embarazo hay muchas probabilidades que de la presión intraocular sea más baja de lo habitual. ¿La causa? Las hormonas que reducen la presión venosa epiescleral y aumentan el flujo acuoso.
Cambios en la refracción
Aunque no es muy habitual, puede pasar que la mujer embarazada note cambios en la graduación. En el caso de las miopes, puede pasar que la miopía crezca desde el inicio del embarazo hasta pasados tres meses después de haber dado a luz. Es en ese momento cuando la refracción vuelve a ser la original.
Sensibilidad cornial
La sensibilidad cornial tiende a disminuir durante el embarazo. De hecho disminuye durante el ciclo menstrual (pico preovulatorio de estrógenos), debido a los cambios hormonales.
Sensación de ojo seco
Durante el embarazo la producción de lágrimas se ve alterada por el aumento de los niveles de estrógeno y progesterona. Por eso las mujeres embarazadas tienen una disminución en la producción de lágrimas durante el tercer trimestre y consecuentemente sensación de ojo seco.
Intolerancia a las lentes de contacto
Es habitual que las mujeres desarrollen intolerancia a las lentes de contacto durante el embarazo. Suele afectar a un 25% de ellas y suele ser más notable en el segundo trimestre del embarazo. Se estima que esta intolerancia a las lentillas es debida a los cambios en la córnea y a la alteración en la producción de lágrimas.
Por todos estos motivos, si una mujer se quiere operar de la vista, lo mejor y lo más recomendable es que lo haga, como mínimo, seis meses después de haber acabado el periodo de lactancia.
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